Detalles
Ingredientes
Acompaña esta receta con

share
Un poco de
historia
En estos días de frio en este hemisferio, trae a mi mente recuerdos de chocolate caliente, aun que para serles sinceros, no he sido muy devoto de este majar, aun que antes de ser dulce, solía comer mi dosis de chocolate por la tarde, una doña pepa con grajeas, era el petititefour predilecto acompañado de un delicioso te verde, para mi era el noviazgo perfecto.
Aunque como buen azucarero mis encuentros con este fruto americano han sido varios.
Hace unos años, me gane una beca de escollas abertas en Santiago de Compostela, para tocar la gaita gallega, en mi emoción de encontrar la tierra de mis ancestros, y ver por primera vez esos iconos de mi cultura como los hórreos y carteles en lenguas familiares, de montes verdes con puntos amarillos, y brumosas noches de cuentos de abuelos.
Al llegar al hotel en Santiago decidí con unos amigos ir a dar una vuelta por la ciudad mientras se organizaba las cosas, de paso veía historias de abuelos vueltas realidad, llegamos a un cafetín en Compostela donde mis amigos brasileros pidieron un chocolate español, para ello recalquemos el echo que los primeros en echarle azúcar al chocolate fueron los españoles, bueno volviendo a la rama principal, mis amigos pidieron unas tazas de chocolate y para serles sinceros preferí el café de maquina, en la barra de aquel café, se veía al paisano batiendo el chocolate en un caso de metal mientras conversábamos, sonaba como si aquel brebaje tuviera una densidad fuera de lo habitual, al llegar caliente a la mesa mis amigos levantaron sus tazas y de allí un ligero hilo espeso se derramo sobre sus labios congelados, era tan espesa la mezcla que solo tomaron la mitad, en son de broma les dije te apuesto que si le das la vuelta no cae, efectivamente no se derramo ni se movió de su cubil de porcelana… jajajajajaja.
Uno de los chocolates que para mi paladar era el mejor, lo hacia mi querida tía Eusebia, que se encargaba todos los años en hacer este manjar azteca, en el centro español del Perú. Siempre concordamos con muchos amigos chef que el cariño es el mejor ingrediente para cocinar este dulce jugo, aunque al ayudarla en la preparación pude ver algunos de sus mágicos ingredientes.
Para mis amigos diabéticos adictos al chocolate de taza, como mi madre, he tratado de recordar la receta y mas o menos va por esta alquimia, sin mas ni mas la receta del chocolate para taza.